Cuando el sol y la luna se encontraron por primera vez, se enamoraron perdidamente, y empezaron a vivir un gran amor. Dios eligió que cuando la Tierra se creara, el Sol iluminaría el día y la Luna la noche, así que tendrían que separarse. Ambos se entristecieron mucho, ya que sabían que nunca más volverían a verse y estarían obligados a vivir separados.
Aunque intentaban ser fuertes separados y el Sol conseguía aguantar, la Luna no podía. Así que el Sol pidió que le dieran compañía a la Luna, ya que no aguantaría mucho tiempo sola, y aparecieron las estrellas. Y así viven, el Sol fingiendo ser feliz, y la Luna sin poder disimular su tristeza. El Sol arde de pasión por ella, y la Luna vive en las tinieblas de su pena.
Muchos hombres han intentado conquistar a la Luna, pero nunca lo han conseguido, siempre han vuelto solos. Sucede que Dios decidió que ningún amor es totalmente imposible, ni si quiera el de la luna y el sol, así que un día, se creó el eclipse.
Hoy, el Sol y la Luna viven esperando ese instante, ese instante donde pueden estar juntos y amarse sin que importe nada más.
Cuando mires al Cielo y veas que el Sol cubre la Luna, es porque se reclina sobre ella y comienzan a amarse. Es, a ese acto de Amor, al que se le dio el nombre de Eclipse...
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