💪SALIENDO ESTOICAMENTE DE LA ZONA COMODA
Este, es un post "incómodo". Y, como tal, quizás no "llame" tanto a la lectura, porque estamos acostumbrados a evitar lo incómodo. Y eso es lo que nos hace frágiles ante los desafíos de la vida.Los estoicos lo sabían y buscaban, de forma voluntaria, exponerse a pequeñas incomodidades para cultivar fortaleza y templanza.
Ahora, en un mundo donde todo está al alcance de la mano, lo incómodo se convierte en un entrenamiento necesario. Vivimos rodeados de facilidades: agua caliente al instante, comida a un clic, entretenimiento sin pausa. Y aunque es un privilegio, también nos vuelve frágiles, porque cualquier contratiempo nos desestabiliza.
La incomodidad voluntaria es un recordatorio de que podemos más de lo que creemos.
Ayunar, darse una ducha fría, madrugar, renunciar a un placer inmediato o incluso dormir en el suelo, son gestos simples que entrenan el coraje y la disciplina.
Como decía Séneca "Todos los excesos son malos, pero ninguno peor que el de la comodidad.”
Cada vez que elegís lo difícil, fortalecés cuerpo y mente para lo que realmente importa: vivir con más templanza y resiliencia.
Si llegaste hasta aqui, te propongo algunos mini-actos de incomodidad estoica para practicar hoy o cuando quieras:
Cada uno de estos actos incomoda, y hay más, de diferente intensidad, y nos enseñan a resistir, soltar lo superfluo y valorar lo esencial.
La clave no es sufrir, sino recordarle a la mente y al cuerpo que podés más de lo que creés!!
No hace falta hacerlos todos, pero cada gesto te fortalece.
Cada pequeño desafío voluntario es un entrenamiento para la resiliencia, la templanza y la claridad.
Si hoy te incomodó leer esto, pero así y todo llegaste hasta aquí… felicitaciones!!
Bendiciones


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