También llamado
“Añjali mudrá” o “Pranamasana”, este gesto es conocido en todo el mundo ya que
se asocia a la oración en diversas religiones, aunque su origen es hindú y se
realiza desde hace milenios. Seguro que más de una vez lo has realizado, pero
ahora vas a descubrir todo el poder que reside en él para que a partir de ahora
seas consciente de las energías que mueves cuando lo realizas. Usar este mudra como saludo es un gesto de
gratitud y reverencia hacia el otro, como Ser sagrado que es, inclinando la cabeza hacia
adelante: “El Dios que hay en mí da la bienvenida al Dios que se halla en ti”.
Este Mudrá se forma uniendo las dos palmas de las manos, a la altura del pecho, posición que se utiliza mucho para hacer oración o como gesto de plegaria, por lo que se recomienda para realizar peticiones estando en conexión con nuestro Ser más profundo; aunque realmente su potencia máxima se obtiene al mantener las palmas de las manos unidas y elevarlas por encima de la cabeza. El circuito creado por la unión de ambas manos canaliza la energía que surge desde el cuarto chakra o chakra del corazón, lo que nos conecta con la fuerza del Amor; es un Mudrá que ayuda muchísimo, ya que canaliza la energía del Amor en ambas palmas de las manos, haciendo un reciclaje perfecto de ella en todo nuestro sistema energético.
Unir ambas manos también es un gesto de equilibrio interno entre las energías femenina y masculina, “yin yang”, entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. Mientras que la mano derecha simboliza la sabiduría, la energía superior o el espíritu, la mano izquierda simboliza lo terrenal.
Este mudra tiene propiedades en cuatro planos
En el plano físico: introduce y regenera la energía corporal fortaleciendo nuestro sistema inmunológico y nos aporta mucha más fuerza y vitalidad.
En el plano mental: calma nuestra mente y clarifica nuestros pensamientos. Armoniza los hemisferios derecho e izquierdo de nuestro cerebro para que trabajen coordinados.
En el plano emocional: establece un equilibrio y una gran paz en nuestro interior. Nos relaja y permite que serenemos nuestras emociones. Además nos aporta una sensación de liberación de nuestras cargas pesadas.
En el plano espiritual: nos pone en contacto directo con dios y la energía que tiene para nosotros. Además es ideal para pedir cualquier tipo de deseo que salga de corazón a nuestra divinidad.
Los mudrás se
practican con una presión ligera de los dedos hasta sentir un flujo de energía
por el cuerpo, mientas que las manos están completamente relajadas.
*Información extraida de la red
*Información extraida de la red
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